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Neuro Oratoria: Activa a tus oyentes a través de historias emocionantes

La neuro oratoria se basa en la premisa de que nuestra mente y nuestro cuerpo están interconectados, en la forma en que nos comunicamos y cómo los demás nos perciben. Al comprender los procesos cerebrales involucrados en la comunicación, podemos adaptar nuestras técnicas de oratoria para lograr un impacto más poderoso. Una parte clave de la neuro oratoria es el reconocimiento de que el cerebro humano está cableado para responder a ciertos estímulos y patrones. Por ejemplo, las historias emocionalmente cargadas tienen un impacto más profundo en la audiencia, ya que desencadenan respuestas emocionales y liberan neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina. La repetición estratégica de ideas clave refuerza la retención en la memoria a largo plazo. La conexión entre la neuro oratoria y la comunicación consciente radica en la habilidad de adaptar nuestras presentaciones a la audiencia específica. Al sintonizar nuestras palabras y gestos con las preferencias y reacciones cerebrales,

Butoh o la oscura poesía corporal

  "El movimiento que expresa sólo la experiencia del estar presente... Un espacio dedicado a la investigación encarnada" Patricia Aschieri    Me parecen unas palabras más que acertadas para describir la Danza Butoh, no sobra ni falta ninguna palabra para transmitir con absoluta profundidad al igual que en esta danza. Quiero escribir acerca de ella por varios puntos que la unen, a mi modo de ver, y dan peso a tres aspectos fundamentales de la Creatividad Conductiva, la formación actoral y el arte en sí mismo:



bailarina de butoh
  1. Es un claro ejemplo y prueba viva de que el arte es la expresión de lo bello, pero la belleza es relativa
  2. De las crisis nace la creación (toda crisis es curativa)
  3. El actor ha de vivir la situación imaginaria aquí y ahora (William Layton) y trabajar en no estar en la cabeza siempre, la unión de tu cuerpo a tus emociones sin pasar por el filtro del pensamiento y la justificación,  sin "cómo", sólo "hacer" (aprendido de mi maravilloso, tierno y genial Antonio Llopis, aún lloro al recordarte, pero espero ayudar a que tu legado se mantenga vivo [aunque tú no quieras]).
  He llegado a la conclusión de que en el arte es en el único lugar (para mí es un lugar al que ir, un alimento, un tiempo...) en el que existe la auténtica libertad. Tanto de quien  crea como de quien observa, aunque unos como otros se dejen influir por modas, estilos, vertientes etc. antes de eso, dentro de nosotros, somos libres de dejarnos provocar o de expresar sin límite. Cada uno de nosotros recibimos el arte a nuestra manera, así como recibimos el mundo de igual forma, cada uno observa desde su punto de vista. Deberíamos hablar sin miedo sobre si una expresión artística nos gusta o no y nuestras razones, sin preocuparnos de quedar como incultos o necios. El arte es una infancia, donde tienes tus motivos y gustos que son exactamente tan buenos como los de cualquiera, donde no existe el ridículo y por lo tanto no hay un "no sé".  Parece casi sacrílego decir que no te gusta, por ejemplo, Picasso.  Pero ¿por qué nos tiene que gustar? Tristemente habrá respuestas que tengan algo que ver con el valor económico de sus obras y a lo famoso de su nombre, pero esas respuestas están solamente moldeadas por el temor al ridículo que comentaba antes, no con el valor artístico. Por otra parte que alguien con conocimientos específicos al respecto me comente los motivos técnicos, históricos, creativos, etc. que convierten a Picasso en un artista único y al cual tajantemente no se puede odiar, sólo me tendría que provocar una de estas dos opciones: efectivamente convencerme y abrirme los ojos a un arte que yo era incapaz de apreciar o bien ampliar mis conocimientos y mi información al respecto pero no por ello cambiar lo que provoca la obra del artista en mi interior.  Y es que por mucho que nos laven el cerebro y quieran mostrarnos que sólo hay un tipo de belleza, no es cierto. Puede haber belleza en todo lo que nos rodea, pero dependerá de quien lo observe apreciarla o no, así que puede decirse que la belleza la crean nuestros ojos. (Todos conocemos a alguien cuya pareja nos parece feísima, pero si le preguntásemos por las razones de estar enamorado de ella seguro que entre ellas estaría el hecho de que es guapísima para él/ella)
danza butoh


  La Danza Butoh (Ankoku Buto) nació en 1950 de la mano de Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata tras los bombardeos atómicos de Nagasaki e Hiroshima. Lo que este ataque dejó a su paso fueron cuerpos destrozados, horror y dolor, y todo a un nivel absolutamente generalizado, es decir, ser cojo, manco, tuerto, etc., no era algo poco común si no que pasó a ser todo lo contrario en cuestión de segundos. Puedo llegar a entender que en aquel momento, como bailarines/artistas, continuar la búsqueda de la belleza tal cual se conocía, como perfección, debía resultar incluso insultante. Y así nació esta danza: como protesta, como aceptación, como resurgimiento. Sus movimientos son lentos, llevan los movimientos físicos al extremo alejándose de todo lo establecido en la danza convencional. La improvisación abunda porque se trata de sentir a través del cuerpo en el momento en el que se está danzando, no hay pensamiento, sólo expresión, estados anímicos unidos al cuerpo. Esa comunión de emoción-cuerpo hace que resulte hipnótica, he leído muchos comentarios de gente que no le gusta lo que ve pero no puede dejar de mirar. Supongo que tiene que ver también con la generosidad del bailarín, está regalando todo lo que es (en ese instante), no hay una historia por lo tanto no sabes qué va a pasar y rompe con todo lo que se supone que es bello. No hay decorados ni vestuario, el bailarín suele ir desnudo y pintado de blanco (para estar más desnudo aún). El dolor es el protagonista y la intensidad es máxima. Con estas dos premisas otro ser humano no podrá apartar la vista me temo. En ocasiones, y aunque se trate de no pensar solo sentir, lo que yo veo al contemplar danza Butoh es precisamente el interior de nuestras mentes, de nuestros estados anímicos, hechos carne, personificados, y eso es lo que genera en mi admiración y respeto por este arte porque creo que implica una gran dificultad y que marca a un buen bailarín de Butoh (simplemente contorsionarse para hacer muecas grotescas no tiene que ver con esta danza). En 1959 T. Hijikata llevó a cabo la primera representación de esta danza. La mayoría del público no aguantó más de unos pocos minutos, indignado por la falta de belleza, abandonaron la representación. Comentaron que aquello no tenía el menor sentido artístico (prueba de que sí lo tiene es quizá lo que provocó en ellos, de no tener sentido artístico la reacción hubiese sido de indiferencia, a mi ver).  En Japón quedó olvidado y fue retomado en los años 80 fuera del país. A finales de los 80 y principios de los 90 se afianzó y caló hondo en América Latina y hoy ya es conocida y practicada en todo el mundo. 

danza butoh

  Con la danza Butoh has de desaprender lo aprendido, otro aspecto importante para todo artista, lo aprendido ha de servirte para mejorar y como guía pero no como única vía, ya que de este modo limitarás toda tu creación al camino construido por otro. 
  Me parece una gran práctica (necesaria también) para los actores, la llave para solucionar los "atascos creativos" del dichoso "es que no sé qué hacer con las manos" en escena, por ejemplo. Por una parte el actor ha de preparar su personaje con sus "por qués?" sus razonamientos etc. Luego de que todo esto esté muy interiorizado HA DE OLVIDARLO y trabajar a través de su cuerpo sintiendo el momento, sintiendo su piel en el personaje. Tras unir uno con otro tendrá un trabajo completo.