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Neuro Oratoria: Activa a tus oyentes a través de historias emocionantes

La neuro oratoria se basa en la premisa de que nuestra mente y nuestro cuerpo están interconectados, en la forma en que nos comunicamos y cómo los demás nos perciben. Al comprender los procesos cerebrales involucrados en la comunicación, podemos adaptar nuestras técnicas de oratoria para lograr un impacto más poderoso. Una parte clave de la neuro oratoria es el reconocimiento de que el cerebro humano está cableado para responder a ciertos estímulos y patrones. Por ejemplo, las historias emocionalmente cargadas tienen un impacto más profundo en la audiencia, ya que desencadenan respuestas emocionales y liberan neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina. La repetición estratégica de ideas clave refuerza la retención en la memoria a largo plazo. La conexión entre la neuro oratoria y la comunicación consciente radica en la habilidad de adaptar nuestras presentaciones a la audiencia específica. Al sintonizar nuestras palabras y gestos con las preferencias y reacciones cerebrales,

Postura corporal ¿Qué dice sobre ti?


  La postura corporal con la que nos mostramos al mundo dice mucho de nosotros, de cómo nos sentimos, de cómo nos enfrentamos a la vida, de cómo pensamos. Es en esa postura corporal, en más de un 50% , en la que basamos la primera impresión. El vestir y la higiene son dos conceptos conscientes que analizamos al conocer a  alguien. La ropa nos da información rápida y como digo consciente de si esa persona pertenece a mi grupo social, o si tenemos gustos en común. Pero cualquiera puede ponerse una camiseta de Los Ramones y unos vaqueros rotos y será rápidamente aceptado en un círculo punk, o vestir con ropa de marca y bien planchada y en un principio nadie cuestionará su estatus alto. Eso nos entra rápido por los ojos y lo sabemos. Pero de lo que no somos conscientes es de lo rápido que también llega a nuestro cerebro lo que quiere decir nuestra postura corporal. El problema es que solemos obviar esa información porque la consciente, que no racional, impera.

¿Qué nos dice la postura corporal?


       Queremos caer bien a los demás, queremos ser aceptados y para ello podemos optar por ser sumisos o dominantes. Aunque te parezca mentira hay tantos de unos como de otros, lo que pasa es que como obviamos esa información que nos da la postura corporal no queremos aceptar que nuestro nuevo amigo que nos gusta tanto es un ser dominante que nos tiene a su merced y, aunque te parezca mentira también, nos gustan los líderes. Pero en todo hay lobo con piel de cordero y cordero con piel de lobo, es por ello que toda información debe ser modificada y perfilada en base de detalles de suma importancia. Así, para acercarnos de forma más acertada a la definición de la otra persona en base a una primera impresión tendremos que conjugar la postura corporal en su totalidad y sumarlo a la voz. Pero aquí quiero solo acercaros al maravilloso mundo (muy cercano al actoral) de la lectura de la postura corporal.

“¡Ponte derecho!”

  Que dicen siempre las madres y cuánta razón tienen. No sólo porque cuando estamos erguidos resultamos más atractivos (echa un ojo a las impresionantes fotos de Gracie Hagen y verás cuánto nos cambia la postura)si no porque el cuerpo humano está concebido para esa postura y, el pasar mucho tiempo con una mala postura, genera problemas de salud, físicos y emocionales. Pero no todo empieza con la postura, es un círculo. Es decir: una mala postura puede afectar a tu estado de ánimo al igual que tu estado de ánimo va a afectar a la postura. Todo está unido.
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 Estar encorvado: Hundir los hombros hacia adelante trata de mostrar sumisión, no ofrece resistencia ni lucha, pero también muestra desgana y desinterés. Cuanto más pronunciada sea más se está escondiendo esa persona del mundo, más trata de pasar desapercibida. Pero ese encorvamiento puede ir unido a una voz fuerte y dicharachera y a una amplia sonrisa. Entonces estás ante una persona que oculta una personalidad oscura y que sí ofrece resistencia, resistirá ante todo aquello que sea diferente a su opinión o gusto. No dejará que entre sus hombros pase nada nuevo. Si el encorvamiento sucede en una persona que suele tener otra postura es que está pasando por un mal momento, un momento que la deja sin fuerzas para seguir.

  Encorvado y con la pelvis hacia adelante:  Esta postura puede denotar problemas físicos como escoliosis. Más allá de esto tenemos a una persona cuya postura no agrada en una primera impresión. Un vientre fláccido más adelantado que el pecho, unido a unos hombros hundidos nos transmite que esa persona es una carga. ¿Muy dura la afirmación? Veamos: es una persona que no tiene opinión, que no se tiene en mucha estima o consideración así que tendrás que decidir por ella. Pero le va a costar sentir alegría o felicidad porque tiene una actitud derrotista hacia la vida, así que todo lo que hagas por ella va a ser poco. En esa postura sus órganos están “descolocados”, es decir, la respiración es trabajosa y escasa por la falta de espacio y apoyo que tienen los pulmones, el corazón queda relegado a un segundo plano (emocional) porque por delante y abriendo camino van los intestinos. Suele haber problemas intestinales porque la pared del vientre está fláccida y los músculos distendidos.  Puede ser una persona con las frases “¿Qué va a ser de mi?” y ”No puedo” siempre en la boca. Físicamente esta postura reduce las pulsaciones del pecho y la cabeza y el pecho se colapsa.

Excesívamente erguido:  No solo hay problema en estar hundido, también el otro extremo, como extremo que es, resulta negativo. La persona que parece una pared, que mira desde arriba, respira sólo con la parte de arriba de los pulmones, es una persona llena de miedos. Miedo a que le conozcan, miedo a que le quieran, miedo al rechazo, miedo a fallar, miedo a querer… Está en constante protección y trata de ocultar su inseguridad con arrogancia y desdén. Es posible que también tenga siempre la nariz arrugada como si oliese mal a su alrededor todo el tiempo. A esa persona lo que le huele mal es ella misma, pero puede que no lo sepa. No sabe muy bien lo que quiere aunque parezca que controla la situación, para empezar no deja espacio ni libertad suficiente a su diafragma para que se mueva así que ni siquiera sabe si inspirar o expirar.

¡Cuidado con las falsas apariencias!

  Puede que veas a una persona con los hombros hundidos pero su cabeza va por delante de ellos y no tiene el vientre hacia adelante. Eso denota agresividad. Puede que sea risueña pero seguramente hablará gesticulando mucho con los brazos (no tanto con las manos) y sus hombros al hablar subirán en un continuo gesto de “y a mi qué?” Si te fijas nuevamente verás que todo el conjunto poco tiene que ver con sus hombros caídos como sumisión o su sonrisa como amabilidad. En su conjunto esta persona siempre está en un ring dándose puñetazos con todo el que quiera subir, ofreciendo pelea a diestro y siniestro.
  Una persona que tiene una sonrisa en su cara, los hombros en su sitio pero que se balancea al hablar hacia adelante y hacia atrás, invade el espacio personal de los demás e incluso los agarra con fuerza por encima del codo con una o dos manos. Violencia nuevamente, además de incapacidad para escuchar a los demás. Stress y estar incómodo en todas las situaciones, sobre todo en soledad.
  Estos son dos ejemplos de cómo los detalles marcan el conjunto.

¿Es todo negativo?

   ¡Por supuesto que no! Pero todos tenemos nuestros monstruos, nuestras preocupaciones y problemas y todo ello se ve en nuestro físico. Hay que diferenciar entre la parte de la postura que forma parte de la personalidad y la que esta motivada por una circunstancia pasajera. La persona con una postura equilibrada, relajada y afable le llega a todo el mundo. Equilibra el ambiente que tiene alrededor y hace que los demás bajen la guardia un poco y estén más cómodos. No es una persona especial o con un áura única, es una persona que, a pesar de su día a día, consigue mantener un equilibrio, escuchar y hacerse escuchar y vivir cada momento en su justa medida. ¿Un ideal? Claro, pero más que posible.